“Maria, paloma mía,
plumaje de mi sombrero,
mañana es la Candelaria
vamos a coger romero[1]”.
La Candelaria del verbo latino Candere cuyo significado expresa brillar, es el nombre extendido de forma popular entre la población destinado a mostrar la festividad de la Presentación del Señor en el Templo cuarenta días después de la Navidad y de la purificación de Maria según establecía la ley judaica. En la festividad de la Candelaria se bendecían velas que, en función de su color, se utilizaban para los más variados menesteres, desde ahuyentar tormentas, malos espíritus y enfermedades a iluminar al moribundo en sus últimas horas, siendo costumbre en algunas localidades de la Huerta y el campo alargar el ciclo de Navidad hasta este día cantando los últimos aguilandos, y degustando las últimas tortas de pascua. Con el paso del tiempo, la fuerza del cristianismo ha hecho que costumbres como la de San Nicolás, Navidad, Inocentes, Año Nuevo, Reyes, San Antón, San Fulgencio o la Candelaria, etc., mantengan semejanza a lo largo de los siglos entre países alejados entre sí. De esta forma Caro Baroja indica en su magnifica obre El Carnaval[2] que “puede ser que en época anterior la fuerza expansiva imperial romana llevó hasta el Limes nórdico, lo mismo que a los extremos de Oriente y Occidente, costumbres y hábitos que pueden hallarse aún reflejados en los que existen en países cristianos, católicos, ortodoxos, protestantes y en países musulmanes entre los que destacan ciertos ritos saturnalicios o ciertas mascaradas de invierno”. Sirva como ejemplo la fiesta de la Purificación, denominada comúnmente la Candelaria ya que en ella se hace una procesión con velas o candelas, establecida de muy antiguo. Los pájaros tienen también una relación estrecha con la fiesta en el folklore peninsular. En León, Asturias, etc. El día de la Candelaria hacen una curiosa ofrenda de palomas. Celebran en unos pueblos la procesión colocando previamente unas palomas al lado de la imagen de la Virgen, palomas que se sueltan durante ella.
Las fiestas de los barrios murcianos ocupan un lugar principal, por su antigüedad, permanencia y fidelidad a sus ritos y catecismo, así ocurre con las que se celebran a primeros de año en el calendario festivo anual en San Antón y Santa Eulalia. Ambas tienen su origen en las romerías que los habitantes de aquellos barios realizaban para visitar durante el día las ermitas ubicadas en los extramuros de la ciudad dedicadas en la Edad Media a San Antón y a San Blas, santos protectores contra varias enfermedades muy requeridos por los fieles durante la época de epidemias y calamidades públicas[3].
La Candelaria[4], como fiesta religiosa, se celebra en la iglesia desde los primeros siglos del Cristianismo, con el objeto de conmemorar como la Virgen cumplió el precepto de la Purificación de la Ley Antigua, referentes a las mujeres que habían tenido un hijo, y el de la presentación del Primogénito. Al mismo tiempo esta festividad consagra la simpática costumbre, “de las que han sido felizmente madre por la primera vez, se presentan en el templo a dar gracias a Dios y a ofrecer a la Virgen el fruto de sus entrañas, cuando todavía el tierno rorro apenas si ha abierto los ojos a la luz”. La Candelaria, representa el final del invierno, periodo del año en el que el romero y los almendros se llenan de flores poco a poco, los días van creciendo, ganándole minutos a la noche. Durante este día de fiesta, el dos de febrero, en los pueblos se rifaba la tortada de la Candelaria colocando en el altar dos tórtolas adornadas con lazos de seda en el cuello, recuerdo de la ceremonia antigua; ave esta que simboliza la finalidad amorosa y que tal y como indica el profesor Flores Arroyuelo[5] da ejemplo emparejándose siempre con el mismo compañero. Para que un árbol no de fruto, basta con colgar una pata de tórtola de una de sus ramas. Pero la torta no es de pan ácimo, sino es una torta riquísima, dulce, calada con almíbar.
Candelaria, literalmente tomada la palabra, quiere decir tanto, como Luminaria, fiesta de luces, de candelas encendidas, con que se acompaña a la Virgen en la ceremonia de su Purificación y luego se le ponen en el altar, como ofrenda de fe, como testimonio de amor. El periodista Martínez Tornel en su editorial publicada en el Diario de Murcia el dos de febrero de 1898[6] describía que “esta fiesta se conserva en todas partes, pero se celebra, más que en ninguna, con su sabor poético y sus recuerdos simbólicos, en los pueblos, y en Murcia, hasta en las ermitas de la huerta y de los campos”. La Candelaria[7] representa un día de fiesta, que principalmente se celebraba en los pueblos y en las ermitas de la Huerta. Romero, tomillo florido, tórtolas inocentes, pichones blancos con lazos de seda en sus cuellecitos, candelas rubias y sabrosa tortada, se veían ese día sobre los altares de las ermitas huertanas. Todo lo cual, en poética mezcla, recuerda por un lado ceremonias de la religión hebrea, y por otra, actos, costumbres más dulces de nuestra fe. Nos dice hoy la Iglesia que la Madre de Jesús, cumpliendo con los preceptos de la religión de su pueblo, se presentó en el templo a los cuarenta días del nacimiento de su niño, llevado ante el altar, para su purificación, dos tórtolas. Entre los judíos, las mujeres ricas llevaban a este acto un cordero blanco sin mancha, y las pobres dos tórtolas o dos pichones. Y como la Virgen era pobre, por eso llevó la más humilde de las ofrendas que la ley permitía.
En la ciudad de Murcia, varias eran las parroquias que festejaban el día de la Candelaria, entre las que destacaban Santa Eulalia, San Andrés[8] o La Catedral[9]. La procesión que salía de la parroquial de Santa Eulalia el dos de febrero solía ir por las calles[10] de Victorio, Santa Quiteria, Balsas, Administración, Rambla, San Antonio, etc. La Hermandad del Dulce Nombre de María conmemoraba el día de la Purificación a Nuestra Señora en la parroquial de Santa Eulalia. A primera hora del día, salía la procesión de las Candelas acompañada de las imágenes de San José y la Virgen, seguidamente tenía lugar la celebración de la misa[11] “la función religiosa celebrada ayer en Santa Eulalia a la Candelaria, fue tan solemne como viene siendo tradicionalmente. Las efigies de San José y la Virgen, sacadas en procesión, estaban tanto o más adornadas que de costumbre, y lo mismo el templo parroquial”.
En la fiesta religiosa de la Candelaria se podían observar en los altares candelas, tórtolas adornadas de lazos de seda de color rosa, rojo, blancos o azules, tomillo y romero, y el simbólico pan que llevaban al sacerdote las mejores hebreas en el día de su purificación. Ninguna advocación de la Virgen recuerda como esta su maternidad; y por eso, es tal vez, la más alegre, y una de las más populares y celebradas en los pueblos de la Huerta y ciudad de Murcia, “representa este día el arrullo de la tórtola que despide al invierno y anuncia los días de las primeras flores[12]”. Durante el día, era suspendido el trabajo en oficinas y establecimientos. La plaza de San Pedro de Murcia ofrecía un aroma inmenso a romero[13], la plaza de Santa Eulalia mostraba un panorama multicolor con sus cordones de San Blas. De igual forma se convertía en feria durante los días de la festividad de la Candelaria y San Blas.
Los puestos de cascaruja, dátiles[14] y cordones de San Blas coloreaban la plaza amenizadas por las bandas de música de la ciudad, Misericordia o Espada, entre otras. Los vecinos que no eran de aquel barrio y no paseaban con frecuencia por aquellas callejuelas, se encontraron con una sorpresa en la fiesta del año 1899[15] ya que se inauguró el monumento a Salzillo con su jardín y su verja de hierro, tras el concurso convocado por el ayuntamiento de Murcia, los vecinos de aquella plaza y los amigos de tertulia de la botica de D. Manuel López Gómez. En los céntricos cafés de la ciudad de Murcia, como Café del Arenal[16], para días tan señalados como el de la festividad de la Candelaria los empleados del establecimiento servían desde el mediodía exquisitos helados de mantecado y piña americana.
La Hermandad de la Aurora de San Andrés desarrollaba diversas festividades a lo largo del año[17] en su parroquia, tal es el caso de la rifa de tortada por la Candelaria, celebraciones de novenas en el mes del Rosario y Noviembre, la función de los Santos Reyes a primeros de enero y los populares bailes pujados en la tarde de reyes, con los que obtener beneficio para la propia hermandad. Esta hermandad congregada en la iglesia de San Andrés de la ciudad de Murcia, realizaba todos los años[18] la festividad dedicada a su Patrona Nuestra Señora de la Paz, recordando los misterios de la Purificación y Presentación del Niño Jesús en el Templo, así como su procesión formada por la esbelta escultura del Patriarca San José, obra de Salzillo y la imagen de la Virgen, la cual en el año 1902 estrenaba vestido y manto. A lo largo de la procesión, las imágenes religiosas iban acompañadas por dos numerosas filas de Hijas y Siervas de Maria con velas encendidas, bendecidas antes de salir de la iglesia para recorrer las calles del barrio. A la cita acudían bandas de música para amenizar el solemne acto, agrupaciones encargadas con sus armoniosos acentos musicales de dar solemnidad al acto procesional repleto de piedad y devoción. Normalmente los miembros de la Hermandad tras la procesión celebraban la santa misa y la rifa[19] de la tortada, llevada delante de la Virgen por una de las jóvenes.
Del ritual participan todos los asistentes al acto. En las ermitas de la huerta se repartía tomillo y romero, que había estado en el altar. Las tórtolas[20] y la torta o tortada eran rifadas en el clásico baile siendo esta compartida por todo los vecinos del pueblo de forma cordial[21]. Las lluvias caídas sobre la ciudad de Murcia ofrecían un panorama desolador sobre las fiestas locales ya que el suelo quedaba fangoso y los acontecimientos no podían desarrollarse de forma natural. El suelo de la plaza de Santa Eulalia era arreglado año tras año para que pudieran celebrarse sobre él las fiestas de la Candelaria y San Blas. A ella estaba previsto la asistencia en 1894[22] de dos bandas de música, una costeada por el ayuntamiento de la ciudad y otra por los vecinos del barrio, pero los pronósticos no se cumplieron. El día 3 de febrero[23] el Diario de Murcia informaba en su crónica a los lectores y vecinos del barrio que a pesar de la concurrencia de la fiesta, la banda de música no amenizó el paseo, por lo tanto la fiesta se vio abocada a tener poca animación aquel año “la gente que concurre a esas verbenas necesita su poco de música, y si a las muchachas que vimos pasear por aquella plaza enchinarrada, les hubieran regalado el oído con el coro de <<Las Campanadas>> o con la jota del <<Dúo>> seguramente se hubieran quedado mas satisfechos. Por la falta de este aliciente de la música el paseo resultó un poco soso”.
El cancionero popular suele hacer referencia a la festividad y al día de la Candelaria así como a todos los actos que se dan cita durante la celebración de la fiesta. En ciertas ocasiones el propio periodista José Martínez Tornel creaba coplas alusivas al momento, o bien eran aportadas por poetas, o reproducidas en el Diario de Murcia obtenidas de la tradición oral interpretadas directamente por cantaores de cuadrillas. Era popular ver y oler en las plazas de Murcia durante el dos de febrero romero, por ello dentro del cancionero encontramos diversas coplas[24] concernientes a ello:
“Maria, paloma mía,
dice el cantar de febrero
día de la Candelaria
vamos a coger romero”.
Con la llegada de la festividad de San Fulgencio, San Antón, La Candelaria y San Blas, en Murcia comenzaba a cambiar el clima, el duro frío del invierno se marchaba para dar entrada a la alegre primavera. Dentro del cancionero aparecen coplas[25] en forma de cuarteta dedicadas a ello:
“De San Fulgencio a San Blas
se florecen los almendros
y para la Candelaria
el tomillo y el romero”.
Para Murcia, el día 2 de febrero tiene un infausto recuerdo, y de ello el cancionero se encarga de plasmarlo y transmitirlo de forma oral o a través de la prensa con coplas como la siguiente:
“Del día dos de Febrero
memoria nos quedará,
a las once de la noche
se quemo la Catedral”.
Durante los primeros días del mes de febrero en las poblaciones de Pozo Estrecho[26] o Valladolises, tenían lugar las solemnes fiestas religiosas en honor a la Purificación de la Santa Virgen. Entre los actos de carácter lúdico – social destacaban, las carreras de cintas a caballo, la tradicional cucaña, los juegos de bolos, las corridas de novillos[27] o las funciones de teatro, representaban alguno de los principales eventos enmarcados en el programa de fiestas de la Candelaria de estas localidades campesinas. Acontecimientos amenizados en todo momento por las bandas de música que allí se daban cita como la Banda de música de la Misericordia[28] o la banda de música de Cartagena, que en el año 1900[29] visitó Valladolises. En los años 90[30] del pasado siglo XX, la tradicional subasta de las tórtolas de la Virgen celebradas el día 2 de febrero representaba uno de los actos centrales de las fiestas patronales de esta localidad en honor a la Virgen de la Candelaria. Cestas adornadas con lazos rojos por las mujeres de la localidad con dos palomas o tórtolas que previamente han adornado el trono eran pujadas entre los vecinos.
Desde el siglo XVIII se celebra en Beniel, la fiesta litúrgica de La Candelaria. A raíz de las palabras de Simeón, mencionadas en el Evangelio en las que llama a Jesucristo «luz de las naciones» (Lc. 2.28-32), en las procesiones se utilizaban velas o candelas encendidas, lo que dio origen al nombre del Día de La Candelaria o Fiesta de La Candelaria. En Beniel el ritual que se celebra se hace escenificando la Presentación del Niño yendo este vestido con un traje de bautismo. En los inicios de la fiesta, era la Parroquia la que corría con los gastos de la fiesta. Fue a partir de 1857, cuando los mayordomos de la Cofradía de la Virgen del Rosario, se encargan de recoger los tributos del pueblo para la financiación del 2 de febrero. Era en tiempo de Navidad cuando los mayordomos de la Cofradía recorrían las casas del pueblo, pedanías y huerta de Beniel, acompañándose de la cuadrilla, para recabar los medios económicos necesarios y así poder realizar la fiesta. La comitiva iba presidida por el estandarte de la Virgen, que introducían en las casas para bendecidlas, seguida por una enorme comitiva de chiquillos. Era agasajada y se les invitaba a tomar mantecados o a tomar una copa de anís o vino viejo. La presencia de la cuadrilla en la casa tenía gran aceptación entre los vecinos, además del obsequio voluntario, compraban las papeletas que los mayordomos ofrecían para la rifa del cerdo que se hacía en la plaza el mismo día de la fiesta. De igual forma rifaban dos tortadas, que desde los orígenes de la fiesta, se ofrecían a la Virgen, como se ha hecho tradicionalmente con las mujeres que daban a luz. La función en honor de la Santísima Virgen del Rosario[31] en de Beniel comenzaba a primera hora del día con la bendición de las candelas[32]. Seguidamente la procesión salía desde la ermita de San José por las que eran conducidas las imágenes de la Virgen Nuestra Señora del Rosario y San José, llevando sobre sus manos simbólicas palomas hacía la iglesia parroquial. Durante la procesión solían dispararse multitud de tracas[33], cohetes reales, bombas de explosión, para finalizar tras el sermón con la ceremonia de la Presentación. Según el año festero, los benielenses contaban con la presencia de alguna banda de música. En 1888[34] la banda de música de Santomera fue la encargada de poner la nota musical a los cultos religiosos. Por la tarde se celebraba en la plaza un concurrido baile del país y la rifa de la tortada de la Virgen. Esta fiesta tradicional congregaba a cientos de vecinos llegados de pueblos cercanos. Era una fiesta por lo tanto muy concurrida año tras año. La Virgen y sus ornamentos eran renovados y mejorados por los fieles y las camareras que en su afán por lucir las mejores piezas. En el año 1889[35], la Virgen estrenó cuatro magníficos candelabros para colocarlos sobre su trono.
En otras localidades de la huerta la festividad de la Candelaria también estaba. En 1881, Alquerías incluida en el distrito de San Juan, estaba habitada por 1.329 habitantes. Población huertana cercana a las localidades de Beniel, El Raal, Santa Cruz y Zeneta se dedicó a la agricultura y a la ganadería, produciéndose cebada, trigo y mucho lino, teniéndose constancia de la presencia de algunos telares de lienzo. Allí a finales del siglo XIX, hacía 1892[36], sus vecinos festejaron la festividad de su patrona, la Virgen de la Candelaria con la animación de la banda y orquesta dirigida por don Vicente Espada. En otras localidades de la Huerta como Torreagüera, sus vecinos también obsequiaban a la Virgen de la Candelaria con acontecimientos religiosos y populares, amenizados por bandas de música y grupos festivos de la zona. En 1889[37], la banda de música del Sr. Raya acudía a la localidad “hoy saldrá para Torreagüera la banda de música del Sr. Raya, con objeto de tomar parte en las fiestas religiosas y populares que se celebran en dicho pueblo”. En la población de Churra, la Navidad llegaba hasta La Candelaria, en ella los vecinos realizaban festividad en torno a La Encarnación en una bella pinada ubicada a las afueras del pueblo. Fiesta de carácter popular que todos los años preparaban los nuevos mayordomos ya que esta era su primera actuación dedicada plenamente a la Virgen después de la Navidad y Reyes. Una fiesta con un encantado singular en la que se conmemoraban misterios tan augustos como la presentación del Hijo de Dios en el templo y la Purificación de la Virgen. De igual forma durante el día los vecinos acompañaban a la imagen con candelas en sus manos y ramos de tomillo y romero para su bendición concluyendo la fiesta con la rifa de la monumental tortada. Finalmente encontramos el ejemplo de Santa Cruz, allí la Hermandad de Nuestra Señora del Rosario celebraba todos los años el día de la Purificación de Nuestra Señora, una misa cantada con sermón en honra y gloria de su Patrona y Señora María Santísima del Rosario. Las fuentes escritas indican en el acta fundacional de la hermandad, 15 de febrero de 1821, que “para solemnizar dicha función el hermano mayor tenía el deber de traer dulzaina y celebrar Misa con diáconos para mayor solemnidad, pagando los gastos de los fondos de dicha Hermandad, y si hubiese bastantes fondos para aumentar dichos cultos se deja a la disposición de la Hermandad”. Los auroros de Santa Cruz, de la Hermandad de Nuestra Señora del Rosario, celebran en el presente la festividad de la Virgen de la Candelaria con una procesión acompañada de las imágenes de la virgen de la Candelaria y de San José, llevada a cabo en el entorno de la iglesia parroquial de Santa Cruz. Seguidamente se celebra una misa cantada en la iglesia parroquial “Cristo de la Expiración” con la participación de los auroros, seguida de la consagración y presentación a la Santísima Virgen María de los niños de la localidad nacidos en el último año.
En la actualidad, en el barrio de Santa Eulalia, se celebran todos los años sus tradicionales fiestas en honor a la Candelaria. En Alquerías el día de la Candelaria o fechas próximas los vecinos de la localidad celebran la festividad de la Candelaria junto a la Virgen Nuestra Señora de la Oliva, de igual forma al llegar el mes de septiembre desde la ermita hacía la iglesia sacan en romería por los caminos de la huerta. En la población de Santa Cruz los vecinos de la localidad organizan en la actualidad junto a la campana de auroros una misa cantada y procesión con la Virgen de la Candelaria y San José por el entorno de la iglesia parroquial para presentar posteriormente los niños nacidos durante el año ante la Virgen. En Patiño, la Hermandad de las Benditas Ánimas[38], cierra la Navidad con la fiesta de la Candelaria, fechas próximas al dos de febrero. En la Parroquia de Ntra. Sra. de la Fuensanta, cantan la última misa de aguilando y durante el transcurso de la misma se presentarán los niños a la Virgen y se bendicen los pichones y la tortada . Al final la misa, en la puerta de la iglesia se sueltan los pichones y se come la tortada en el salón social al son de jotas y malagueñas, de esta forma dan entrada al ciclo Litúrgico de Ordinario. En la población de Beniaján (Murcia) el pasado 5 de febrero del año 2012, la Hermandad de la Virgen del Rosario organizó la fiesta de la Candelaria con la rifa de la tortada y la suelta de los pichones en la puerta de la iglesia. En la fiesta, una de las tortadas suele ser donada por una persona fiel y devota de la localidad, la cual todos los años la concede por una promesa para ser rifada y así obtener beneficio la hermandad de la Virgen. Otra de las tortadas es donada por la propia Hermandad. La Virgen del Rosario actual es sacada en procesión por las calles del pueblo más cercanas al templo vestida de Candelaria, junto al Niño vestido con ato de acristianar.
NOTAS Y BIBLIOGRAFÍA
[1] Copla popular de la huerta de Murcia. Diario de Murcia. 2 de febrero de 1882, p. 1.
[2] CARO BAROJA, J.: El Carnaval. Madrid: Taurus, 1965.
[3] BOTÍAS, A.: <<¡San Blas, San Blas!>>. La Verdad. 1 de febrero de 2009, p. 8.
[4] La Candelaria. Diario de Murcia. 2 de febrero de 1901, p. 2.
[5] FLORES ARROYUELO, F.: Diccionario de supersticiones y creencias populares. Madrid: Alianza Editorial. 2000.
[6] La Candelaria. Diario de Murcia. 2 de febrero de 1898, p. 1.
[7] Lo del día. Diario de Murcia. 2 de febrero de 1883, p. 1.
[8] En San Andrés. Diario de Murcia. 1 de febrero de 1903, p. 3. “Mañana lunes, festividad de la Candelaria, habrá solemne función religiosa en la iglesia parroquial de San Andrés y después de la misa, procesión alrededor de la plaza de San Agustín”.
[9] Diario de Murcia. 3 de febrero de 1889, p. 3. “A la bendición de Candelas, en la Catedral, asistió ayer el Sr. Obispo”.
[10] Diario de Murcia. 1 de febrero de 1884, p. 3.
[11] Diario de Murcia. 3 de febrero de 1887, p. 3.
[12] Lo del día. Diario de Murcia. 2 de febrero de 1884, p. 1.
[13] Lo del día. Diario de Murcia. 3 de febrero de 1886, p. 1.
“María, paloma mía,
plumaje de mi sombrero,
mañana es la Candelaria
vamos a coger romero”.
[14] Entre los productos que por los distintos puestos podían verse destacaban los dátiles del Tío Marcos, datilero de toda la vida ubicado en un puesto en la castiza plaza de Santa Eulalia vendiendo por aquellos años a dos reales medio la libra.
[15] El día de ayer. Diario de Murcia. 3 de febrero de 1899, p. 3.
[16] Café del Arenal. Diario de Murcia. 2 de febrero de 1902, p. 2.
[17] “Noticias Locales. Misa de auroros”. Diario de Murcia, 2 de Febrero de 1901, p. 3. “Desde mañana asistirá todos los domingos á la misa de Alba de San Andrés, la Hermandad de los Auroros, cantando sus clásicas y populares Salves”.
[18] En San Andrés. Diario de Murcia. 5 de febrero de 1902, p. 2.
[19] Ese año de 1902, la rifa recayó en el número 410.
[20] En otras poblaciones de la geografía española como Lanteira[20] (Granada) el día de la Candelaria la Hermandad del Santísimo y Animas organizaba la fiesta que salía en procesión la Virgen y detrás de ella San José a quien se le colocaba una canastilla en las manos, de la que salían unos pichones blancos al llegar a la plaza ante los aplausos y vivas de los asistentes. Los pichones eran regalo de algún vecino. Dejo de realizarse en el año 1963.
[21] Lo del día: La Purificación. Diario de Murcia. 2 de enero de 1888, p. 1.
[22] Diario de Murcia. 31 de enero de 1894, p. 2.
[23] Lo del Día. Diario de Murcia. 3 de febrero de 1894, p. 1.
[24] Lo del Día. Diario de Murcia. 2 de febrero de 1893, p. 1.
[25] Cantares del día. Diario de Murcia. 16 de enero de 1895, p. 2.
[26] Diario de Murcia. 30 de enero de 1887, página 3. “El día 2 del próximo mes, se verificarán en Pozo Estrecho grandes fiestas para celebrar el día de la Candelaria”.
[27] Diario de Murcia. 6 de febrero de 1889, página 3. “En Valladolises se ha celebrado la fiesta de la Candelaria con solemnes cultos y diversiones populares. en la función de iglesia toco la orquesta del Sr. Espada y canto el Sr. Blaya. También hubo alguna tauromaquia, con dos corridas de novillos”.
[28] Diario de Murcia. 25 de enero de 1894, página 3. “En Valladolises celebrarán el día 2 de febrero sus vecinos, con fiestas religiosas y populares, la de su Patrona Ntra. Sra. de la Candelaria, amenizándolas todas desde el toque del alba, la música de la Misericordia”.
[29] Fiestas en Valladolises. Diario de Murcia. 31 de enero de 1900, p. 3.
[30] “¡…y quince mil a las tres!”. La Verdad. 3 de febrero de 1991, p. 12.
[31] Diario de Murcia. 1 de febrero de 1887, p. 3. “Mañana 2 de Febrero, se celebrará en Beniel, la tradicional fiesta de la Candelaria. A las 9 de la mañana después de la bendición de las candelas, serán conducidas en solemne procesión, desde la ermita de S. José al templo parroquial, las sagradas imágenes de Ntra. Sra. del Rosario y la del Santo Patriarca al ofertorio de la misa se hará la ceremonia de la presentación y predicará sobre el misterio del día D. Antonio Sánchez Navarro, coadjutor de la misma, acudiendo a todos estos solemnísimos actos la banda de música de Santomera”.
[32] En San Antón. Diario de Murcia. 1 de febrero de 1900, p. 3. “Mañana, festividad de la Candelaria, terminan en la iglesia de San Antonio Abad (Parroquia de San Andrés), los cultos que se celebran por su hermandad a Ntra. Sra. de la Paz. A las nueve de la mañana tendrá lugar la bendición de las candelas; acto seguido se sacará procesionalmente a la sagrada imagen y a continuación dará principio la solemne función, en la que será orador el párroco de la misma Sr. D. José Vivancos Clares”.
[33] En las fiestas de Beniel del año 1915, la traca tenía una extensión de 100 metros, siendo mayordomo de la hermandad de la Virgen del Rosario Trinitario Martínez Pérez. Beniel. El Tiempo. 23 de enero de 1915, p. 2.
[34] Diario de Murcia. 2 de febrero de 1888, p. 3.
[35] Diario de Murcia. 1 de febrero 1889, p. 3.
[36] La Paz de Murcia. 27 de febrero de 1892, p. 3.
[37] Diario de Murcia. 2 de febrero de 1889, p. 3.
[38] «El día dos de febrero
al templo se presentó
para ser purificada
la que nunca se manchó».
Salve el Ave Maria de los Auroros de Patiño (Murcia).
Trabajo de: Tomás García Martínez
huertano21@gmail.com
@huertano21
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