“Pasando el Arco de San Juan, y a poco que se ande, parece que se respira otro ambiente, sobre todo en aquella calle de la Gloria, que es muy hermosa, muy ancha, con muchísima luz y con un toldo de cielo azul que da envidia”. José Martínez Tornel. El Liberal. 24 de junio de 1904, p. 1.
La festividad de San Juan representa un momento importante dentro del calendario festivo anual, debido a su carga pagana y religiosa. En los pueblos de la huerta y campo de Murcia, así como en el popular Barrio de San Juan, se viene celebrando esta onomástica desde hace siglos. Mencionar las referencias periodísticas de Beniaján, Alquerías o Churra, pequeños núcleos de población que a lo largo del siglo XIX y XX, aparecieron en los recortes de prensa debido a la repercusión de sus actos.
Toro de cuerda, pólvora, hogueras, religiosidad popular, música, cucaña, gastronomía eran los principales ingredientes para estos días de verano. Noche mágica, repleta de creencias en duendes y brujas, supersticiones y ritos, donde los vecinos de Murcia hacían “pruebas para encontrar tesoros, curarse enfermedades, y otras mil tonterías” (La Paz, 1858).
Las primeras noticias relacionadas con el Barrio aparecen documentadas en el diario La Paz de Murcia en el año 1858. La verbena organizada en el Barrio de San Juan, para la noche del 23 de junio, solía estar muy animada. En aquella ocasión los mayordomos de las fiestas programaron procesión para el día 24 de junio. Las calles estuvieron adornadas y el acompañamiento de la música no faltó. En la calle Val de San Juan se colocó un tablado para que la banda del Sr. Mirete interpretada las piezas oportunas. Aquel año fue especial ya que la Banda toco por primera vez la introducción de la ópera La Esmeralda en la puerta de la iglesia. La procesión del Barrio de San Juan recorría las principales calles del Barrio. El diario La Paz de 1867 da a conocer el entramado urbano de la ciudad por el que fue la procesión: Plaza de San Juan, calle de la Tahona, de Ceballos, paseo de Garay, calle de la Gloria, de las Barcas, del Val, de Ceballos, de la Tahona y plaza de San Juan, un recorrido de ida y vuelta en el que los vecinos acompañaban al Santo.
En la parte lúdica destacaba las vacas de cuerda, toro de cuerda o cucañas. En el Barrio de San Juan, y otros puntos de la ciudad, era habitual esta costumbre para uso y disfrute de los mozos. Unas tapas de michirones y unos tragos de vino capeaban el calor de los días de junio. Por las noches llegaba el momento de las hogueras, los parroquianos se reunían para contemplar el fuego en la noche mágica. Por lo general ocurrían desgracias con las hogueras que tenían por costumbre encender los niños, así ocurrió en la víspera de San Juan de 1904, cuando dos niños saltaron por encima de la hoguera ocasionándole quemaduras. Francisco Martínez Pastor de 15 años, vecino del Barrio del Carmen y Antonio Moya Garay de 14 años, fueron trasladados al hospital por contusiones y caídas en la hoguera.
El Barrio de San Juan ofrecía un ambiente apropiado a la celebración de su fiesta. Las principales calles por lo general estaban adornadas, se instalaban arcos de ramaje y farolillos de papel. Algunas calles como la de San José, de las Barcas, Isabel la Católica (antigua Poco Trigo) o de la Gloria, aparecían los días de fiesta engalanadas por vecinos y feligreses.
A través de las rifas, la Cofradía y los mayordomos obtenían pequeñas ayudas económicas para afrontar los gastos. De esta forma, la comisión de fiestas del Barrio de San Juan anunciaba en el Diario de Murcia (1901) el ganador de la rifa del borrego “verificada en la calle de la Gloria”. El agraciado con el número 523 debía acudir a la mencionada calle (número 69). El motivo por el que este Barrio tuvo tanta importancia, en el plano festivo, se debió al párroco señor Pierrón, el cual logró que la procesión volviera a salir por las calles de San Juan. Así fue en el año 1914, “al cabo de muchos años, ha salido felizmente resucitada por los rumbosos sanjuaneros” la procesión. Un barrio pobre con industrias típicas y tradicionales.
Otro ambiente distinto era el que se vivía en las pedanías de Murcia. En la localidad de Beniaján se celebraban fiestas en honor a su patrón San Juan Bautista. En este lugar sus vecinos profesaban un afecto, cariño y amplia devoción hacia San Juan. Entre los actos programados en el 1901 habría que mencionar la música interpretada por la banda de La Misericordia y la del Hospicio, verbenas a la veneciana, fuegos artificiales, misa, procesión con el patrón San Juan, recientemente restaurado por aquellos años, y un castillo de fuegos artificiales para concluir la noche.
El tifus atacaba algunas zonas de la huerta de Murcia. En los días previos a las fiestas del pueblo de Beniaján (1902) el Sr. Fernández Ugena pedía que se adoptaran medidas para evitar la propagación del tifus en este pueblo de la Huerta. A través de una moción pasó a la comisión correspondiente con carácter de urgencia este dato para que los vecinos y las autoridades adoptaran medidas de higiene. A pesar de ello la Cofradía de San Juan Bautista, formada por vecinos de aquella localidad, presentaron un amplio programa de festejos a celebrar entre el 23 y 24 de junio de 1902. Para el día 23 los actos fueron: toque de alba a primera hora de la mañana con disparo de tracas y cohetes, música con la Banda de la Misericordia, verbena en la calle D. Antonio Gálvez Arce, adornada para la ocasión con arcos de follaje e iluminación “a la veneciana”. Para el día del Patrón destacó: a las seis de la mañana diana por las calles del pueblo con la Banda del Hospicio, misa cantada por la orquesta de D. Mariano Alarcón, procesión con las imágenes San Felipe Neri, el patriarca San José, Nuestra Señora del Rosario y San Juan Bautista, para concluir por la noche con verbena y el tradicional castillo de fuegos artificiales.
Con motivo de la festividad de San Juan, algunas almas caritativas entregaban comida a los más necesitados. Este gesto solidario acontecía en otras épocas del año, tanto en la huerta como en la ciudad de Murcia. En esta ocasión con motivo de las fiestas del año 1904, el señor José Antonio Soler ofrecía una limosna para los pobres basada en “quinientos bonos de pan”.
Sin duda alguna para quien sí tenía significado especial la noche de San Juan era para los colonos de la huerta de Murcia. El día de San Juan había que pagar el rento, no importaba si la campaña había sido buena o mala, el amo vivía de sus tierras y ese día esperaba la visita del huertano con “los dineros del rento” (El Liberal, 1925). Si la dicha no era buena, si faltaba dinero por entregar en lo acordado durante el contrato, el señor buscaba a otros para que pagaran sin ningún problema. Por lo general el huertano era un hombre de palabra, luchadores de la tierra “a brazo partido” para reunir los dineros y entregarlos en este día tan señalado.
Hace varios años la Cuadrilla Murciana editó las coplas de tradición II con la intención de dar visibilidad a todas aquellas cuartetas y quintillas registradas en los cancioneros del siglo XIX y en la prensa regional. La mención a la popular Calle de la Gloria hizo que esta agrupación didáctica pusiera voz por malagueña a una de sus coplas.
Texto y documentación:
Tomás García Martínez.
Fuente:
La Paz. 23 de junio de 1858, p. 2.
La Paz. 23 de junio de 1867, p. 2.
El Noticiero. 26 de junio de 1879, p. 1.
Diario de Murcia. 29 de junio de 1901, p. 2 y 3.
Heraldo de Murcia. 21 de junio de 1902, p. 1.
Provincias de Levante. 21 de junio de 1902, p. 1.
Diario murciano. 24 de junio de 1904, p. 3.
El Liberal. 24 de junio de 1904, p. 1 y 3.
El Tiempo. 27 de junio de 1914, p. 1.
El Liberal. 24 de junio de 1925, p. 1.
Documento sonoro:
Cuadrilla Murciana. Ángel Sánchez y Consuelo González.
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