Los comercios estaban distribuidos por todo el Barrio de Santa Eulalia. En la calle San Antonio hubo una tahona, una abacería y una confitería a finales del siglo XIX, en la que se podían degustar pastas con esencia de limón a 3 reales la libra. En la mencionada tahona de Santa Eulalia se despachaba pan francés con harina procedente de la fábrica La Innovadora y un selecto pan a 13 céntimos el panecillo. La popular tahona expendía de igual forma pan casero, pan francés y madrileño. En días señalados, como la festividad de San José, los tahoneros trabajaban para servir panecillos como acompañamiento para el chocolate. La tahona estuvo regentada por aquellos años por José Antonio Martínez del Águila, un hombre caritativo con los colectivos de la ciudad.
Santa Eulalia tenía de igual forma una carnicería hacia 1885, en la que se vendía carne de cordero y macho. La abacería estuvo situada en la calle San Antonio, esquina a la de las Balsas. Este puesto o tienda, donde se vendían al por menor aceite, vinagre, legumbres secas o bacalao, estaba ubicado cerca de la tahona de Santa Eulalia. En el Barrio de igual forma existieron talabarteros como Eugenio Ros, maestro del cuero ubicado en la Plaza de la Trinidad.
También estaba el presente el oficio de planchadora, mujeres encargadas de realizar su trabajo desde la plaza de la Trinidad. Día a día y por un precio entre 10 y 20 céntimos, planchaban camisas, enaguas y vestidos. En esta misma Plaza existió una fábrica de maderas propiedad de Andrés García.
Otro de los comercios tradicionales del Barrio fue la guitarrería de Pedro García establecida en las Puertas de Orihuela, número 34. Tienda de guitarras y bandurrias a precios económicos. Establecimiento artesano de guitarras de estudio, salón y concierto, probadas por el profesor D. José Palazón.
Los ventorrillos, tabernas, puestos de aguardiente o licores se distribuían por las inmediaciones del Barrio de Santa Eulalia, San Juan y la cercana Huerta, en la que los parroquianos de estos emblemáticos lugares y los habitantes de la Huerta acudían a diario para tomar un vino o un licor.
Texto y documentación:
Tomás García Martínez.
Locución:
Tomás García Martínez.
Fuente:
Diario de Murcia. 6 de enero de 1882, p. 2.
Diario de Murcia. 12 de marzo de 1887, p. 4.
Diario de Murcia. 20 de julio de 1895, p. 4.
Diario de Murcia. 14 de agosto de 1898, p. 2.
Paz de Murcia. 25 de diciembre de 1894, p. 3.
Diario de Murcia. 6 de septiembre de 1883, p. 3.
Provincias de Levante. 7 de septiembre de 1896, p. 4.
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