El Barrio de Santa Eulalia representa una de las zonas más castizas de la ciudad de Murcia. Histórico barrio en el que se asentaron judíos, musulmanes y cristianos. Un espacio que poco a poco se fue transformando y configurando hasta lo que hoy día representa.
Algunas de las plazas más significativas fueron la plaza de Amores, plaza de la Concepción, plaza de las Balsas, plaza de la Trinidad, de Santa Eulalia o plaza Sardoy, antigua judería murciana. Plazas que, a lo largo de la historia, recibieron diferente denominación, tal fue el caso de la plaza de Santa Olalla o la Plazuela de Sardoy en el siglo XVIII o la Plazuela de Santa Eulalia en el siglo XIX.
Entre sus calles se encontraba la calle del Mortero, calle de Paco, Santa Quiteria, Mesegueres, Torreta, Cigarral, calle del Horno, calle Madrid, Paris, Rosario o la popular calle de Puertas de Orihuela, entre otras.
Espacios urbanos distantes unos de otros, con su identidad propia generada a través de sus moradores, habitantes de un Barrio obrero ubicado entre la Huerta y la Ciudad.
La calle de Mesegueres es una de las más antiguas de la ciudad de Murcia. Era un emplazamiento entre los límites de Santa Eulalia y San Lorenzo uniendo la calle de Paco con la de Santa Quiteria. A finales del siglo XIX la calle fue alineada por el Ayuntamiento aprobándose el proyecto. Su nombre característico hace alusión a la presencia de un apellido muy conocido en Murcia. Sin duda alguna en esta calle debieron vivir individuos de la familia Meseguer, de ahí el plural con el que era conocida la calle.
La calle de París fue una calle de nueva creación abierta entre la plaza de la Trinidad (hoy Obispo Frutos) y la del Cigarral. La denominación París no fue otro que la gratitud de Murcia hacia la ciudad francesa con motivo de su ayuda en la horrible riada de Santa Teresa acontecida el 15 de octubre de 1879. Con el paso del tiempo la calle cambió a denominarse de Joaquín Báguena.
En la zona denominada el Portillo de Lomas acontecían fiestas en honor a la Purísima. Los parroquianos de Santa Eulalia le rendían tributo en el siglo XIX con música, baile, fuegos artificiales y novenario. Los vecinos de la Plaza, calle de la Concepción y el Portillo de Lomas rendían culto a la imagen venerada en el nicho ubicado en la plaza, un espacio adornado con escudos alegóricos, colgaduras y flores artificiales.
Los moradores del Portillo se quejaban a finales del siglo XIX de la falta de luz en sus calles. Por lo general, el Barrio de Santa Eulalia, junto a otras zonas de la ciudad, eran puntos en los que la luz día se echaba de menos.
Texto y documentación:
Tomás García Martínez.
Locución:
Tomás García Martínez.
Fuente:
Diario de Murcia. 14 de abril de 1792, p. 2.
Diario de Murcia. 3 de diciembre de 1884, p. 2.
Provincias de Levante. 7 de diciembre de 1891, p. 2.
Paz de Murcia. 30 de noviembre de 1891, p. 3.
Bibliografía:
ORTEGA PAGÁN, N.: Callejero murciano. Murcia: Ayuntamiento de Murcia, 1973.
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